Venom (review)
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Cuando vi Logan (2017) por primera vez, me
invadió una gran sensación de complacencia al ver que Marvel por fin tenía algo a la altura de El Caballero Oscuro
(2008) de DC. La última película de
Hugh Jackman como Lobezno rompía con todo lo que se había visto hasta entonces
del mutante. Es una pena que ahora se haya marcado un Escuadrón Suicida (2016).
Venom (2018) no es la primera producción que nos permite ver a este personaje
en la gran pantalla. Ya tuvo una aparición, casi anecdótica, en el tramo final
de Spider-
man 3 (2007). Ahora Sony espera
crear su propio universo cinemático en paralelo con el de Vengadores que lleva Disney. Desgraciadamente, es un inicio
que deja mucho que desear.
Eddie Brock (Tom Hardy) es un renombrado
periodista de éxito que pierde su trabajo al tratar de investigar una serie de negligencias,
no demostradas, por parte de la compañía Life.
A raíz de esto, toda su vida comienza a ir cuesta abajo.
En comparación a su contrapartida en los cómics, es aquí
cuando ya se empiezan a tomar licencias con respecto a la base original. En la
fuente, Eddie es también un periodista reconocido, pero con una actitud algo
más ruda. No es un tipo al que toserías a la cara. Su despido se produce por
dar datos no muy fiables sobre un peligroso asesino en serie que asolaba Nueva
York. Tras esto, se dedica a entrenar
físicamente de forma enfermiza y maquinar su venganza contra quien reveló la
información de destrozó su carrera: Spider-man. Puede parecer una minucia,
pero el odio hacia el arácnido es el principal catalizador para que se geste la
entidad de Venom.
Sin embargo, en la película es despedido por intentar hacer
lo correcto. Nos lo venden como un incomprendido. No solo eso, la actitud del
personaje también ha sido retocada. Ahora es un blandengue que se dedica a
mendigar trabajo como periodista allí donde puede.
A ver, puedo entender que a la hora de hacer una adaptación
se tomen ciertas licencias, pero el hecho de cambiar tanto la base original,
afecta demasiado a los arquetipos de personaje. Teniendo en cuenta que los
principales derechos de Spider-man ahora
mismo están en Disney es obvio que estará fuera de la ecuación. Aún así, la
base fundamental, el odio, puede seguir estando, solo que enfocada en otro
personaje. Cosa que no se ve en la cinta o prácticamente no hacen hincapié en
ella.
Y esperad, que aún queda hablar de los simbiontes. Estos son
una raza alienígena que se dedica a colonizar y conquistar planetas habitados
mediante la dominación de sus nativos. Se supone que estos seres cambian
radicalmente la actitud de sus portadores volviéndolos ariscos y mucho más
agresivos. A pesar de esto, Eddie evita el conflicto todo lo posible incluso
cuando ya se ha fusionado con el simbionte. Venom
también ha sufrido un gran cambio. Se le ha dotado de una personalidad algo
distinta a la que conocemos. Sigue siendo malvado pero rozando más la línea de
un antihéroe. Y esto no tiene porque ser algo malo a priori. Pero no termina de
captar la esencia.
Da la sensación de que lo han suavizado todo para lograr un
producto algo más convencional. Algo que también queda reflejado en la
calificación de mayores de 13 años con la que cuenta, cuando se estuvo hablando
mucho tiempo de que sería para mayores de 18.
Queda claro que como adaptación no funciona pero, ¿y cómo
película? Pues tampoco. No creo que apenas pueda considerarse correcta. Goza de
unos problemas de guion y tono demasiado notables.
Para empezar, justo al principio de la cinta introducen una
subtrama, que no podría ser menos interesante, con uno de los simbiontes que va
cambiado de cuerpo. Es de lo más innecesaria y, como se demuestra más adelante,
se podría haber solventado en apenas dos segundos. Esto es algo que me parece
contraproducente ya que por ejemplo me parece magnífica la introducción del
personaje de Eddie Brock. En apenas un minuto nos dejan claro que es un
periodista de éxito con un par de imágenes. El villano además me parece de los
más olvidables que nunca he visto. Nada más aparecer en pantalla ya sabes que
es el malo. Solo le falta un letrero sobre la cabeza. Otra cosa a destacar es
que, en teoría, los simbiontes toman el control de sus huéspedes, pero Venom solo lo hace cuando el guionista
lo cree conveniente. En cuanto a coherencia narrativa, el simbionte le revela a
Eddie cuales son sus debilidades más mortales, ¿qué sentido tiene hacer eso?
¿Os imagináis a Superman llegando a
una batalla con un pedazo de kryptonita
para qué lo usen contra él?
En cuanto al tono, esta es sin duda su mayor flaqueza. Viendo
los trailers, alguien esperaría que esta producción fuera muchísimo más oscura
y adulta. Sin embargo, Sony intenta imitar la comedia repleta de chascarrillos
que tan bien le funciona a Disney. Pero se atraganta en el proceso. Apenas
consigue hacer gracia salvo en una escena o dos, pero esto depende de la
facilidad que tengáis para reír. Y las pocas veces que intenta dar miedo,
fracasa estrepitosamente. Creo deberían haberse decidido por el humor o el
terror, pero no ambos.
En cuanto a nivel visual, el CGI canta un poco en algunas
escenas, algo que es comprensible ya que 100 millones de dólares, aunque no lo
parezca, es un presupuesto un tanto limitado para un film de estas
características. A pesar de ello, el diseño de Venom me gusta bastante
y las escenas de acción no están del todo mal, sobretodo las del tramo final.
De hecho son de lo mejor película junto con las partes en las que el simbionte
toma el control total de Eddie, que por desgracia no son muchas.
Lamentablemente esto no salva a la cinta de las otras mil tonterías que la
estropean.
En conclusión, Venom es una oportunidad desperdiciada a
más no poder. Ya que puedes crear un universo cinemático desde cero, que menos
de dotarle de una personalidad que lo diferencie del resto. Este es un error
que también ha cometido el Universo
Cinemático DC. Sus producciones comenzaron con un aura más oscura, pero en Liga
de la Justicia (2017), optaron también por un estilo más cercano a Marvel.
He sido bastante brusco, lo reconozco. Esperaba mucho más de
esta película. No entiendo porque esa tendencia de querer imitar cánones ya
establecidos. Sí, sé que puede funcionar a las mil maravillas. Pero si algo han
revelado las ya citadas Logan (2017) o la trilogía de El
Caballero Oscuro (2005-2012) es que hay público que quiere, y que
además adora, ver otro tipo de historias de superhéroes.
Quiero pensar que en las siguientes entregas veremos algo
nuevo y no únicamente una repetición de
parámetros que usen otros.
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