El cine de superhéroes

Spider-Man: un nuevo universo (2018), dir. Bob Persichetti & Peter Ramsey y Rodney Rothman

Universos cinemáticos. Desde que hace casi once años, Marvel diera el pistoletazo de salida con Iron Man (2008), la fórmula se ha convertido en un sinónimo para trasladar las historias de los heroicos personajes de cómic.

DC ha apostado por el mismo procedimiento y, hasta ahora, la jugada está saliendo bastante bien para ambas compañías. Reciéntemente, Aquaman (2018) ha superado los mil millones de dólares de recaudación y cuatro entregas del UCM (Universo Cinemático de Marvel) se encuentran en el Top 10 películas más taquilleras de la historia.

Este gran éxito ha provocado que otros traten de replicar el mismo pero con resultados que dejan bastante que desear. Universal Pictures lo ha intentado dos veces. La primera vez con Drácula: la leyenda jamás contada (2014). La segunda ha sido con La momia (2017), dando oficialmente el nombre de Dark Universe para esta sucesión de películas basadas en los monstruos más clásicos del estudio. A su vez, Warner Bros Pictures se encuentra inmersa en el Monsterverse que fue iniciado con Godzilla (2014) y continuado por Kong: la Isla Calavera (2017). El tiempo dirá si estas franquicias consiguen la misma fama que los personajes de Marvel.

Volviendo a los superhéroes, ¿ha cambiado algo en los últimos años? Llevamos más de una década con el UCM y, a día de hoy, hay producciones previstas hasta 2022. Todo está muy planificado y las productoras tratan de ceñirse lo máximo posible a los calendarios que tienen programados. No puedo evitar pensar en si hay una posibilidad de ver algo distinto en el género.

Me explico. Se precisa de una enorme cohesión narrativa que permita coordinar a tantos personajes. Todos han tenido sus respectivas presentaciones, algunos en películas propias. Han ido preparando el terreno para que casen lo mejor posible en los largometrajes homónimos. Vengadores: Infinity War (2018) cuenta con más de 20 protagonistas. Por ello, todas las cintas deben ser más o menos similares, aunque sin llegar a ser un copiar y pegar. Esto limita bastante a la hora de adaptar estas historias a la gran pantalla. Edgar Wright abandonó la dirección de Ant-Man (2015) tras tener varias discusiones con el estudio por cuestiones creativas.

Dicho de otra forma, si quieren explorar profundamente a alguna de estas entidades, deben independizarlas del resto. Para que se entienda mejor, trataré de exponerlo con el superhéroe con el que más contacto he tenido, y uno de los que más adaptaciones posee: Batman.

Tim Burton nos trajo Batman (1989) con su particular visión del personaje, muy influida por el impresionismo alemán. Siendo una cinta de lo más palomitera, supo exponer al murciélago de Gotham de una forma hasta entonces nunca vista. Tras la locura del Batman de Adam West en los años 60, era necesaria una renovación.



Algo similar ocurrió a principios del 2000. Después del enorme fracaso de Batman & Robin (1997), Warner Bros Pictures necesitaba nuevas mentes que trabajaran en reconstruir al caballero de la noche. Rechazado un primer borrador de guion de Frank Miller y de Darren Aronofsky, quien dirigiría la cinta, por considerarse demasiado oscuro, la producción se paralizó hasta nuevo aviso. En 2004, Christopher Nolan, junto con David S. Goyer, redactaría el guion de Batman Begins (2005). Con un éxito más o menos espectacular en taquilla y arrasando con crítica y público, el personaje volvía a estar en el centro de las miradas. Pero no fue hasta su secuela cuando de verdad se alcanzarían nuevas cotas dentro del género. Decir que El Caballero Oscuro (2008) es un largometraje de superhéroes, sería algo inexacto. La película se aleja de esos conceptos, aún más que su predecesora, dando lugar a una cinta noir más cercana al thriller policiaco. El objetivo de Nolan era alejar a su producción todo lo posible de la palabra “cómic”.


Para el UCDC (Universo Cinemático DC) Zack Snyder presentó una versión más oscura y violenta, más cercana a lo que Frank Miller o Grant Morrison mostraron en los cómics. En Batman v Superman: el amanecer de la justicia (2016) vemos a un Batman atormentado, traumatizado por su pasado y, posiblemente, el más visceral que se ha visto en el cine.


Cada uno de estos Batman tiene rasgos distintivos y puntos de vista diferentes en sus adaptaciones. Sin embargo, el más limitado de todos sería el de Snyder ya que, tiene que coordinarse con los distintos personajes que se vayan incorporando a la franquicia. La personalidad de Batman se suavizó de golpe en Liga de la Justicia (2017). Tenía que ser más similar a la de sus compañeros.

Dicho esto, volvamos al año 2008, cuando Marvel comenzó su titánico proyecto.

No creo que sea atrevido decir que el género de los superhéroes es el más explotado en la actualidad. Tampoco creo que vaya a ser el primero ni el último que lo compara con el western. La situación es similar a la saturación que vivieron las películas de indios y vaqueros. Pero esta historia no se va a volver a repetir… ¿Verdad?

Encuentro gran diversidad de opiniones que afirman que la moda de los superhéroes pasará y que en unos diez o veinte años nadie los recordará.

Una afirmación un tanto pesimista. Puedo estar más o menos de acuerdo. Honestamente, he vuelto a ver muy pocas películas del UCM que no fueran las cintas homónimas de Los Vengadores. Por ejemplo, El increíble Hulk (2008) o Thor: Ragnarok (2017) solo las he visto una vez. Aún así, no creo que nadie vaya a olvidar a estos personajes de la misma forma que nadie ha olvidado a John Wayne o al pistolero de Clint Eastwood. Por si fuera poco, la mayoría de superhéroes existen desde hace más de 50 años y una gran parte siguen estando presentes en el panorama de la cultura pop.

Al igual que el western evolucionó y dio pie al western crepuscular, también lo hará este género.

El cine de superhéroes es relativamente joven. Cualquiera que haya ojeado algunos cómics de los años 60 y principios de los 70 se habrá dado cuenta que en general los argumentos de las historietas que presentaban eran bastante estúpidos. Hasta que, a mediados de los 80, llegaron Frank Miller y Alan Moore con El regreso del Caballero Oscuro (1986) y Watchmen (1986) respectivamente. Estas obras dieron inicio a una nueva ola de autores que oscurecieron a los personajes de la viñetas, demostrando lo que el medio podía aportar.

Es obvio que el género necesita alejarse de los universos cinemáticos. En un tiempo, requerirá más independencia y libertad creativa si no quiere estancarse. Si algo como Logan (2017) ha llegado ha sido debido a una serie de circunstancia excepcionales. Dado que Disney necesitaba recuperar los derechos de los X-men para así introducirlos al UCM, y el pequeño bache que fue X-men: Apocalipsis (2016), el estudio tenía la ocasión de mostrar algo distinto como despedida al mutante de las garras. Básicamente, la propuesta consistió en llevar a cabo una road movie con rasgos de western crepuscular protagonizada por Lobezno. Pero esto, no ha sido más que una excepción y, seguramente, todo siga como hasta ahora.

O puede que no.

Aquí es donde entra Spider-Man: un nuevo universo (2018), una de las mayores sorpresas del pasado año. Esta película es un tremendo homenaje a la figura del hombre araña. Hay referencias a la trilogía de Sam Raimi, guiños a algunos de sus cómics más clásicos, etc. Pero no se queda ahí. Explora a Spider-Man de una forma única que no se vio ni por asomo en Spider-Man: Homecoming (2017). Tampoco trabajos anteriores que no estaban ligados a ningún tipo de universo lo hicieron. Esta así lo ha hecho porque sabe que no se debe a nada.

Con la postura de Miles, se nos lleva a una nueva perspectiva: ¿Qué hace grande a Spider-Man? ¿Qué te hace un héroe? ¿Los poderes? ¿La voluntad de actuar? ¿Y si no me siento preparado? ¿Y si creo qué nunca lo estaré?

Estos son temas que suelen estar como un telón de fondo en el resto de producciones. Pero aquí, son uno de los motores de la historia y sirve como catalizador entre las relaciones del protagonista con su mundo y el resto de personajes.

Gracias al éxito generado en crítica y público, su más que notable recaudación y habiendo ganado un Oscar en la categoría de mejor película animada, es posible que se ponga mayor interés en llevar obras a la audiencia que den un paso más allá.

Entiendo que no puedan hacer algo así en el UCM o en el UCDC. De nuevo, este tipo de proyectos requieren de una gran cohesión. Pero ya que ha quedado demostrado que los fans están dispuestos a ver, y desean, historias algo más profundas, ¿por qué no hay más?

Supongo que será cuestión de tiempo de que la industria recapacite y no se centre únicamente en las cifras. El cine necesita madurar y avanzar como cualquier otro medio. Miller y Moore propiciaron la madurez del cómic. Peter Jackson logró reposicionar el género de fantasía con El Señor de los Anillos (2001-2003). Incluso Marvel podría cambiar el rumbo tras el estreno de Vengadores: Endgame (2019).

Quizás, como espectadores, debemos dar un voto de confianza. Un salto de fe.


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