Capitana Marvel (review)

Capitana Marvel (2019), dir. Anna Boden & Ryan Fleck

¿Sabéis esa historia de las doce editoriales qué rechazaron publicar Harry Potter al considerar que no se vendería? ¿Y la de los hermanos Lumière asegurando qué el cine sería una moda pasajera? Auténticos visionarios, no hay duda.

Tan visionarios como aquellos que estimaron que Capitana Marvel (2019) se estrellaría en la taquilla de forma alarmante. Solo en su primer fin de semana, ha recaudado 455 millones de dólares en todo el mundo. Casi nada.

No es de extrañar que hubiera una perspectiva tan pesimista. Con una campaña de promoción que ha sido tildada de prepotente, derivando en un intento de boycott, y que ha generado más polémicas, no estaba muy claro cual iba a ser el destino de la última incorporación del UCM (Universo Cinemático Marvel).

Esta controversia no era la única fuente de expectación. Hay que destacar que estamos hablando de la primera producción del UCM protagonizada por una mujer y codirigida por una. Tras el éxito de Wonder Woman (2017) parece que la veda está abierta para las superheroínas en el cine.

Dejemos eso para más tarde y vamos a lo que toca. Entrando en la película y hablando claro, hay un inconveniente que destaca sobre los demás: una ligera falta de consistencia.

El inicio es de los más saturados que he visto últimamente. Son demasiados los frentes que muestran al espectador en un corto margen de tiempo. Nos presentan a Vers (Brie Larson), Hala (su planeta), su amnesia, sus aliados, el Imperio Kree, la guerra contra los skrulls… Estos detalles se exponen de forma un tanto acelerada, sin apenas pausas entre ellos que permitan procesarlo todo. Al final, algunos de estos matices, quedan medianamente sueltos. Añadir algo de metraje a esta parte no habría estado de más.

Una vez que la acción se traslada a la Tierra, el ritmo se estabiliza. Aquí, es donde la protagonista comienza a desarrollarse realmente. Aún con todo, no puedo evitar tener la sensación de que se han desaprovechado ciertos conceptos.

Veréis, el conflicto interno de Vers se basa en que posee unas capacidades sobrehumanas que le son reprimidas. Se siente obligada a mostrar de lo que es capaz sin ellos. Sin embargo, dicho conflicto no se muestra de forma específica hasta el tramo final. Una vez más, tenemos el molesto hecho de formar parte de un universo cinemático y, por ende, de las limitaciones creativas.

Viendo esto, recordé como en Cisne negro (2010), su protagonista tiene que debatirse interiormente para afrontar el papel de su vida. Obviamente, no estoy pidiendo que Marvel monte un thriller psicológico de este calibre, pero me sirve para exponer por donde podría haber marcado el camino. Así también podrían haberse ahorrado uno de los villanos más olvidables que he visto.

Los skrulls son otra idea a la que podría haberse sacado más partido. Al ser una especie que posee la habilidad de alterar su apariencia física, abren varias posibilidades para jugar con la percepción del espectador. Desgraciadamente, y exceptuando una escena, siempre nos revelan cuando un personaje es en realidad un skrull ocultándose. Para que os hagáis a la idea, voy a compararlo con Origen (2010). Si hay una gran pega que se le pueda poner a esta cinta de Christopher Nolan, es que no explota el concepto de tener lugar en un plano onírico. Sabemos perfectamente cuando se encuentran dentro de un sueño. Puede parecer una minucia, pero hace que la obra pierda gran parte de su gracia y encanto. A pesar de esto, no negaré que los skrull han sido dotados de una actitud que puede hacer más o menos gracia. Es similar a lo que hicieron con El Mandarín en Iron Man 3 (2013).

Ese es otro punto a comentar: el humor. Nick Furia (Samuel L. Jackson) y el gato Goose, son las principales fuentes de desahogo cómico. Debo confesar que esperaba encontrarme algo del tono de Capitán América: el soldado de invierno (2014). Esta vez, han descontrolado más los chascarrillos. No es la primera vez que destaco este aspecto de Marvel de forma negativa. Agradezco que no llegue a ser tan irritante como en Thor: Ragnarok (2017) pero estaría bien que bajaran el nivel de comedia. Es una pena que en muchas de sus producciones se disipe la tensión generada por ganar unas risas fáciles. El enfrentamiento final de Capitán América: Civil War (2016), me parece de los mejores y más impactantes que nos han dado, ya que, no se rompe el clímax.


En cuanto a las escenas de acción, son, como siempre, muy vistosas y disfrutables. En los enfrentamientos cuerpo a cuerpo se abusa aún un poco de ese odioso meneo de cámara que la industria considera “tan realista”. Hay que empezar a tomar buena nota de John Wick (2014). Sin embargo, los momentos en los que Vers utiliza todas sus habilidades son de lo mejor de la película. Realmente épicos y emocionantes.

Hablando de Vers, debo confesar que me ha gustado más de lo esperado. En primera instancia puede parecer que su personalidad es algo plana, lógico si se tiene en cuenta su amnesia. Según avanza la trama, acabamos viendo que en realidad es una tipa con determinación y un tanto socarrona. Recuerda a las primeras apariciones de Iron Man.

En cuanto a su ya mencionado conflicto y a la resolución del mismo, solo puede definirse como inspirador. Se ha hablado mucho sobre como este proyecto iba a ser reivindicativo, con un mensaje feminista que lanzar al mundo. ¿Lo ha conseguido? Sí, de hecho, con una de las escenas más emotivas que recuerdo en toda la saga. Aquí, me cuesta algo más ser objetivo. Me repito una vez más que la objetividad no existe. No puedo evitar sentir como esta historia ha conseguido calarme. Y espero que no solo a mí.

El hecho de querer transmitir un mensaje de esta talante, fue algo que levantó alguna que otra ampolla. No es algo que hayan decidido los productores a la ligera. Esto viene de las viñetas. Aquí podéis ver una portada de Capitana Marvel emulando uno de los símbolos más icónicos del feminismo.

Captain Marvel nº2-7ª serie (2012), de Kelly Sue Deconnick & Dexter Soy

Guste o no, cuando hay representación se nota. Black Panther (2018) ya lo demostró. Con un protagonista y elenco afroamericano, casi en su totalidad, fue uno de los mayores triunfos de 2018 y la segunda película más taquillera del año.

Al principio hablé sobre el intento de sabotear la película. La polémica lleva servida desde unos meses antes del estreno. Es comprensible que algunas personas muestren recelo si tratan de venderles algo de forma descarada y arrogante. Lo que no es entendible, sino asqueroso, es que Brie Larson haya tenido que aguantar insultos por no cumplir los cánones físicos de la Capitana Marvel en el cómic o porque no sonriera en los trailers y se la tachara de antipática. ¿Por qué tiene que sonreír? ¿Alguna vez se ha quejado alguien de qué Batman no sonría?

Con todo, nos seguimos encontrando ante otro trabajo de Marvel: aventuras y humor. Capitana Marvel (2019) es sin duda disfrutable. Quizás no esté a la altura de otras entregas del UCM, pero para nada la clasificaría como una de las peores. Es correcta y permite pasar un rato disfrutable.

Tampoco hay que llevarse las manos a la cabeza. Es su debut y puede que tarde un tiempo en asentarse. Recordad Capitán América: el primer vengador (2011) o Thor (2011). Muchas personas no quedaron del todo convencidas con estas presentaciones y sus protagonistas son actualmente de los más queridos.

Nada más que añadir. Ahora, toca poner la vista en el gran estreno del año. Nos vemos en Vengadores: Endgame (2019).

Comentarios

  1. La película no se ha criticado porque tenga un mensaje feminista, sino porque la actriz es una payasa de tomo y lomo. Una persona que dice que la opinión de "hombres blancos" sobre su película no le es válida, pues yo que sé, igual algo de boicot por este sector es normal.

    Lo de los insultos es que, como en todo, siempre hay imbéciles que toman el camino fácil y torpe.

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